La Iglesia de Galisteo, es de grandes dimensiones, pues tiene 32 metros de longitud y 24 de latitud. Es poco armónica, destacando al exterior el ábside de su presbiterio, obra mudéjar, al parecer, cuya fábrica es muy interesante.
Según antecedentes, los cofrades de Santiago, oriundos de la Atalaya, erigieron una ermita dedicada a su Patrono, en donde celebraban los cultos respectivos de la Cofradía, y que debió servir también de necrópolis para sus asociados difuntos. Cabe la posibilidad de que pueda tratarse de la Capilla de los Dolores a que antes se hace mención. Su construcción se cree data del siglo XII o principios del siguiente.
La verja de la entrada a la Capilla antes citada, es de hierro y de gran valor artístico.
A la derecha del Altar Mayor, se encuentra la capilla de San Ramón, que posteriormente, en 1802, fue dedicada a San Antonio de Padua, cuya imagen fue adquirida en Madrid por D. José Matías Izquierdo, siendo su importe de 2.250 reales (562.50 pesetas), para la ermita del Santo, pero que fue colocada en la Iglesia Parroquial, donde tiene su altar.
Le sucede, en distinta capilla, el altar de Las Ánimas, cuya verja fue regalada por doña Sergia Alcón y Alcón, que ha sido aprovechada posteriormente para confeccionar la verja del Altar Mayor.
A continuación está el Baptisterio, con una artística pila bautismal.
Le sigue la escalera de acceso al coro, éste un tanto destartalado.Debajo del coro es encuentra la hoy puerta principal de la Iglesia, rectangular, toda ella de ladrillo.
Continúa el altar dedicado a San José, obra sufragada por un devoto al Santo.Le sigue la Capilla de los Dolores, que antes se ha descrito en la que tanto en el interior como junto a la entrada, hay señales inequívocas de enterramientos de personajes destacados de la Villa.
En ese mismo altar se veneran al Niño Jesús y la Virgen de las Angustias, procedentes ambas imágenes del monasterio de la Fuensanta.
Desde la puerta de entrada hasta el Altar Mayor, existe una larga fila de losas sepulcrales con distintas inscripciones, algunas con más de trescientos años de antigüedad. Lo mismo sucede a la entrada de la capilla mayor.
Extraído del libro "Galisteo Milenario (ayer y hoy)". Autor: Ignacio Sánchez Redondo. Salamanca 1988 Página 81.
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